A la hora de mantener muy caliente nuestro hogar durante los meses de otoño e invierno, podemos elegir entre muchos sistemas de calefacción que hay en el mercado, algunos son más eficientes que otros, pero todos ellos supondrán costes energéticos adicionales (electricidad, gas, leña, gasóleo, etc.) que afectarán a la factura de energía.
Dependiendo de dónde vivamos, si el frío es muy intenso y duradero, este gasto a final de mes puede llegar a ser muy importante. Si a ésto le sumamos el coste de la energía en nuestro país, reducir el consumo en climatización se convierte en algo básico.
Una de las maneras de ahorrar es instalar láminas de control solar, las cuales reducen los costes de calefacción en invierno y hacen que se mantenga el calor en el interior durante el verano. Sin embargo, existen otras maneras, de las que hablamos a continuación.
Ajustar la vivienda a la temperatura óptima
El primer y más importante consejo para controlar los gastos de calefacción es elegir una temperatura óptima en nuestro equipo que nos permita tener una buena sensación de confort, pero con una alta eficiencia.
Según un estudio del IDAE (Instituto para el Ahorro y la Diversificación de la Energía), y teniendo en cuenta criterios estándar de ergonomía del ambiente térmico, las temperaturas invernales varían de 21°C a 23°C durante el día y de 15°C a 17°C por la noche.
Si elegimos un valor superior a estos 23 grados en el sistema de calefacción, el aire se volverá más seco, día y noche, aumentarán las molestias en la casa, y también provocará un consumo energético mayor, que tendrá un extra coste a final de mes. El consumo de energía aumenta alrededor de un 7% por cada grado de aumento de temperatura (o por cada grado de menos si hablamos de refrigeración).
Adaptarse al consumo de electricidad
Otro aspecto muy importante a tener en cuenta, sobre todo si utilizamos sistemas de calefacción eléctrica, como radiadores o bombas de calor, es adecuar el mayor consumo del equipo al momento en que la electricidad es más barata.
La nueva tarifa de electricidad 2.0TD tiene una división horaria establecida. En cada horario la electricidad tiene un precio diferente. Si conseguimos adaptar el consumo a las horas más económicas, podemos reducir nuestra factura de electricidad. En el mercado regulado deberás tener en cuenta el precio de la luz mañana, para adaptar el consumo a las horas más económicas.
La climatización supone un 40% de la factura de energía, por lo que reducir el consumo en este aspecto se convierte en algo básico.
Mejorar el aislamiento de puertas y ventanas
Este es un consejo básico que funciona independientemente del sistema de calefacción que utilicemos en nuestro hogar. La mayor parte de la pérdida de calor en una casa ocurre a través de puertas y ventanas que se abren al exterior. Por lo que si no instalamos carpintería de alta capacidad aislante, el calor se escapará y entrará aire frío de la calle o del rellano del edificio.
El uso de burletes en los espacios entre hojas de puertas y ventanas nos ayuda a aislar la casa, mantiene la temperatura interior y evita corrientes de aire, y también nos permite mantener la casa limpia y fuera del camino del polvo, la suciedad y los insectos.
Cerrar habitaciones que no estén usándose
Esto puede parecer una obviedad, pero si tenemos una habitación en nuestra casa que no usamos nunca o en la que no solemos entrar, lo mejor es mantener la puerta cerrada para no gastar energía en mantenerla caliente.
Si en esta estancia tienes radiadores o conductos, apágalos para no gastar energía.
Utilizar cortinas, alfombras y muebles
Las cortinas son grandes aliadas para evitar corrientes de aire por ventanas mal aisladas. Si no disponemos de un sistema de doble o triple acristalamiento, además de regular la luz que entra en la estancia, una buena y tupida cortina nos permitirá aislar las superficies acristaladas creando una especie de cámara de aire textil.
Las alfombras funcionan de manera similar, especialmente las más gruesas hechas de telas como la lana. Si disponemos de una buena moqueta que cubra una gran superficie de la estancia, aislaremos el suelo del frío (a menos que sea radiante, claro) y evitaremos que el calor se escape por las baldosas.
La colocación de muebles también puede ayudar a mejorar o dificultar la eficiencia energética. Por ejemplo, se recomienda evitar instalarlos cerca de fuentes de calor para evitar la recirculación del aire.
Revisar y mantener en buen estado los equipos
Una cosa más a tener en cuenta, sobre todo antes de que empiece la temporada de frío, tiene que ver con el mantenimiento de los equipos que tenemos instalados en nuestros hogares. De este mantenimiento dependerá que puedan alcanzar todo su potencial con consumos oficiales marcados por el fabricante.
Sea cual sea el tipo de calefactor que tengamos en nuestro hogar, revisarlo cada año antes de utilizarlo es un requisito imprescindible para un rendimiento óptimo.