Desde hace unos meses la recuperación en la actividad en el sector de la construcción es un hecho. En una zona como la Costa del Sol, en plena expansión debido entre otras cosas a la debilidad de ciudades como Valencia y Barcelona, el turismo y la construcción están tirando del carro como siempre, pero en este momento de crisis eterna, aún con más fuerza.
Sectores como el turismo (sobre todo el turismo de calidad, el turismo de hotel) están viéndose resentido por el aumento de los precios en hoteles y restaurantes. El único tipo de turismo que no decae es el turismo nacional de poca calidad, es decir, el turismo de 10 personas en un apartamento de 40 metros cuadrados que realizan sus compras en supermercados y pasan todo el día en la playa para no gastar. Un turismo que interesa entre poco y nada, que ya atascan carreteras, ciudades y supermercados y apenas gastan 10 euros al día por persona.
Otros sectores como la restauración también están resentidos por la subida de precios. Hoy en día, comer en un restaurante cuesta un 30% más que hace un año y esto es un lujo que muchas familias, presionadas por la subida en el precio del carburante, la luz y los alimentos, no se puede permitir.
Por último los servicios son el último sector seriamente dañado. Talleres de neumáticos, gimnasios, psicólogos, dentistas, etc, etc. están viendo cómo sus ventas caen en picado y sus gastos suben cada día. Les han subido alquileres, el precio de la luz y el precio de las materias primas, pero sus clientes bajan cada día. Un ejemplo muy sencillo: si una persona antes iba una vez al año al dentista para una revisión y miraba sus neumáticos una vez cada dos años, ha retrasado al menos al doble estas visitas a profesionales tan importantes.
Sin embargo, el sector de la construcción y reformas no se ha visto tan afectado. Sus materias primas si bien han subido, no lo han hecho al mismo ritmo que en otros sectores. Empresas de impermeabilizaciones de piscinas, cerramientos acristalados, reformas de cocinas y baños, instalador de láminas de control solar, etc. no han perdido su ritmo de trabajo. En todo caso han notado un ligero ascenso desde el final de la dura pandemia.
Y lo peor de todo es que el horizonte no es nada halagüeño. Todo indica que la inflación seguirá subiendo, el paro ha tocado techo y empieza a bajar, los salarios no suben y el precio de alimentos, gasolina y energía seguirá subiendo hasta límites imposibles de prever hace tan solo unos meses.
Queda un duro camino por delante, por lo que desde JM Solar os deseamos a todos la mejor de las suertes, paciencia y tesón.